Durante los últimos cincuenta años, las aguas subterráneas urbanas se han convertido en uno de los problemas más acuciantes del mundo. El explosivo crecimiento demográfico de las ciudades de todo el mundo ha creado una demanda desmesurada de suministros de agua subterránea segura, lo que suscita preocupación por su sostenibilidad a largo plazo en un momento en que los acuíferos están siendo cada vez más degradados por la actividad humana. Las ciudades menos dependientes de los acuíferos para el suministro de agua están igualmente obligadas a monitorear y gestionar el agua subterránea porque las fugas de las tuberías de agua presurizada y el alcantarillado pueden hacer que los niveles de agua subterránea aumenten, lo que resulta en inestabilidad de la tierra, sótanos inundados, túneles y servicios eléctricos. Tales condiciones pueden instigar la liberación de agua contaminada a humedales, manantiales y arroyos urbanos.
Cada vez se reconoce más que la mayoría de los problemas de las aguas subterráneas urbanas no están asociados únicamente con una región o un entorno hidrogeológico en particular, y que se puede aprender mucho compartiendo nuestra comprensión de los éxitos y fracasos de los demás. En los entornos urbanos, los problemas relacionados con las aguas subterráneas son invariablemente complejos. Sin embargo, se han logrado valiosos avances científicos y tecnológicos en áreas clave como el cálculo del balance hídrico urbano, la caracterización de fuentes de contaminantes, el mapeo de la vulnerabilidad de los acuíferos, la gestión de la recarga, el uso conjunto del agua y el modelado de entornos urbanos. Se han realizado mejoras significativas en la gobernanza de las aguas subterráneas urbanas, lo que permite una mayor participación de las partes interesadas en la toma de decisiones. El reto consiste en integrar estos avances en planes eficaces y holísticos para la gestión proactiva y sostenible de las aguas subterráneas urbanas.